Llegábamos
Silvia y yo del centro y acercándonos al parque de la Rivera el
transporte se detiene porque la calle está cortada por un asesinato
reciente. Entre el montón de personas que hay alrededor, vemos un
cuerpo sin vida tendido en el suelo. Ya en el Programa nos informan
que el joven asesinado es Samir, un muchacho de apenas 18 años y que
cuando era niño llegaba al Programa. En el transcurso de unos
minutos intentamos obtener más datos de este nuevo hecho manchado de
sangre. El rostro de Samir y algunas escenas compartidas del pasado
se me cruzan por la mente. Y poco a poco me voy llenando de una
desagradable sensación de tristeza, indignación y sinsentido. Otro
asesinato, otra corta vida segada por las malditas balas.
A los minutos
Silvia recibe una llamada de Melvin que nos informa que la entrevista
en Tegucigalpa ha sido muy positiva y que está seleccionado entre
las 15 personas beneficiadas de la beca para estudiar medicina en
ELAM en Cuba. Melvin vive una realidad familiar difícil, tiene un
entorno social duro y a pesar de esas circunstancias ha sido capaz de
ir creando una resiliencia que le ha permitido salir adelante y ser
sujeto de su propio futuro. Melvin desde hace unos 8 años acude al
Programa y ya tiempo venia manifestando su sueño de irse a estudiar
medicina en Cuba para ser un medico y ayudar al pueblo hondureño
empobrecido. Para Melvin y para las personas que formamos Paso a
Paso es una noticia que nos llena de alegría, esperanza y da sentido
al trabajo que día a día se realiza aquí en la Rivera Hernández.
El próximo sábado día 3 de marzo emprenderá su formación con un
vuelo hacia Cuba.
Estas dos
noticias en el transcurso de apenas una hora me hace pensar en las
puertas de la vida y la muerte unas que se cierran y otras que se
abren. Una realidad que nos habla de cuerpos tendidos en la tierra,
de sueños truncados, de vida todavía por empezar a vivir, de
familias llenas de dolor… Y la otra realidad que nos trae el viento
de la esperanza, la fuerza interior que aporta la perseverancia por
alcanzar los sueños, el brillo en los ojos de Melvin por conocer y
aprender de otra cultura…
Las
casualidades, si existen, ha hecho que al cerrar el Programa nos
acompañara Melvin. Así que hoy –día 22- con él, Silvia y yo
hemos ido a visitar a la familia de Samir, que vive en una de las
zonas más difíciles y peligrosas del barrio. Y ante mi estaba ésta
realidad dual. Una realidad que nos habla de exclusión, pistolas y
muerte y otra que nos transmite vida, esperanza y alegría. Además
las dos realidades con el denominador común de la pobreza. Y frente
a nosotros lo más importante, las personas: la vida de dos jóvenes
de la misma edad, uno con su vida todavía por vivir pero que unas
balas callaron y otro que está a punto de empezar una nueva etapa y
que el mismo vuelo es una metáfora de elevar los sueños hasta el
infinito de la realidad.
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