divendres, 28 de febrer del 2014

2 de marzo, Día de Hispanoamérica



                       
El papa Francisco, por un lado, y la "alegría" inherente a la misión, por otro, son los protagonistas del Día de Hispanoamérica de este año. El lema de la jornada nos habla de eso, de la “alegría” que supone compartir y transmitir la experiencia de Jesús en nuestras vidas; una alegría que, como puede verse en el cartel, derrocha a raudales el propio Francisco.
El Papa asegura que la alegría del misionero llega “incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas”, cuando la fe ni siquiera encuentra una buena acogida.

Es la primera vez que el Día de Hispanoamérica tiene lugar en el pontificado de un Papa del Nuevo Mundo. Un Papa, además, que reclama pastores “con olor a oveja” y cristianos comprometidos que den testimonio –de palabra y obra– de su fe.

No extrañará, por ello, que siendo presidente de la comisión redactora del documento final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida (Brasil) en 2007, el entonces arzobispo de Buenos Aires ya pidiera que fuesen personas “con un ímpetu interior que nadie ni nada sea capaz de extinguir”, y no “evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos”, los que anunciasen la Buena Noticia de Jesús de Nazaret.

El artículo de José Ignacio Rivarés en la revista Misioneros Tercer Milenio profundiza sobre el sentido de esta jornada y la realidad de la Iglesia en América Latina.

El año pasado con la colecta se puso a disposición de los misioneros y misioneras españoles en América 78.473 euros, una pequeña gota de agua en un mar de necesidades y proyectos misioneros.

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